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NOTICIAS DE MISIONEROS DOMINICOS

¿Qué está pasando en las misiones dominicas?

Mons. David Martínez de Aguirre: “Estamos llamados a transitar por el camino del diálogo entre las culturas, a colaborar juntos en la defensa de la tierra y de los pobres”

Segunda parte de la entrevista íntegra al Obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, realizada por Rafael Alonso, director de Selvas Amazónicas Perú.

ilustracion Mons. David Martínez

Selvas Amazónicas ha tenido la oportunidad de entrevistar a Mons. David Martínez de Aguirre Guinea OP, Obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado desde el 2014, y quien anteriormente se ha desempeñado como misionero dominico en pueblos originarios amazónicos desde su llegada a Perú en el año 2001. Parte de esta entrevista fue publicada en el segundo número de la nueva Revista Selvas Amazónicas: Los lenguajes de la religión; cuyas temáticas principales son la interculturalidad y la inculturación. Compartimos la segunda y última parte de la entrevista íntegra que realizó Rafael Alonso, Director de Selvas Amazónicas Perú.

Mons. David no es un obispo amazónico más, ha tomado especial protagonismo en los últimos años como participante directo en las diversas iniciativas impulsadas por el Papa Francisco acerca del papel protagónico de la Amazonía, y entre las que destacan su visita a Puerto Maldonado (enero 2018), el Sínodo para la Amazonía realizado en Roma (Octubre 2019), la publicación de la encíclica “Querida Amazonía” (febrero 2020), y la formación de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, CEAMA, (29 de junio 2020), de la cual Mons. David es Vicepresidente.

Puedes leer la primera parte de la entrevista en este enlace

 

 ¿Qué elementos positivos se pueden tomar de la evangelización en otros continentes como Asia o África con vastos desarrollos culturales diferentes al de occidente, para su aplicación en el contexto amazónico?

R: El P. Comboni tuvo siempre la intuición positiva de que África debería ser evangelizada por los africanos. En el fondo es un reconocimiento del otro como sujeto y no objeto de la evangelización. Esto da un protagonismo a los pueblos que se sienten convocados por Cristo y la Iglesia y reconocidos en su diversidad que enriquece el rostro de la Iglesia. No sé por qué motivo en la Amazonía hemos tenido una mirada más paternalista, por no decir colonizadora, en la tarea de la evangelización.

Mons David Perú familia pueblos originariosHay misioneros, como el P. Ricardo Álvarez, quienes partiendo de análisis antropológicos consideran que la inculturación no es en absoluto necesaria para realizar la evangelización, o al menos no ha sido una receta exitosa en el mundo amazónico para alcanzar el ideal evangelizador. Entre otras razones, aduce para ello que el hombre amazónico tiene en sí todas las potencialidades para aceptar y asimilar el proceso evangelizador. ¿Pudiera el proceso de inculturación que plantea la Iglesia desmerecer las capacidades de los pueblos amazónicos para asimilar y enriquecer desde sus propias culturas y esquemas mentales los procesos de evangelización?

R: Esta interpretación del P. Ricardo Álvarez Lobo hay que matizarla. Si entendemos por inculturación el proceso por el cual quien llega con el mensaje evangelizador trata de hacerlo según los códigos del receptor, se podría decir, que el p. Ricardo, no le da tanta importancia a este momento. La cuestión es que esta visión de la inculturación pone todo el mérito de ésta en el sujeto evangelizador. Y esto es lo que el P. Ricardo no acepta. Ávarez considera que la verdadera inculturación la genera quien ha recibido el mensaje del Evangelio y una vez leído desde las propias claves culturales, es capaz de recrear y repensar la propia cultura desde el Evangelio recibido. Ésta es la verdadera inculturación. En este sentido, aunque sí es importante no es tan imprescindible la capacidad que el misionero/a tenga de “indigenizarse” en el primer momento de la transmisión del Evangelio, porque los propios pueblos indígenas amazónicos, tienen todas las potencialidades en sí mismos, para recibir el Evangelio, a pesar de la torpeza de quienes no seamos capaces de transmitirlo en los códigos de su cultura.

Esta visión, desinfantiliza a los pueblos indígenas amazónicos, y les da protagonismo en la Evangelización. Si bien, siempre será un ejercicio loable y positivo para el misionero/a tratar de transmitir el mensaje en los códigos de la cultura indígena amazónica, estos pueblos no necesitan que el Evangelio se les dé especialmente masticado para ellos, porque tienen la inteligencia y los valores espirituales que impregnan la sociedad. En ellos se encuentran el sentido de la trascendencia, la moral, la cohesión de grupo, la convivencia, la armonía con la naturaleza. Descubrir y aceptar estos valores espirituales es necesario por parte del evangelizador y será la base sobre la que el misionero/a podrá impartir una catequesis adecuada. Pero quien realizará la labor de inculturación serán los propios pueblos, que recibirán la Buena Noticia desde sus valores espirituales ya presentes, y acabarán reinterpretando su propia cultura desde la Buena Noticia recibida.

Se ha retomado con fuerza el concepto de inculturación, así como el de “evangelización de las culturas”, pero se habla muy poco de la evangelización de las “religiones autóctonas”, que pudiera parecer más lógico, quizás en buena parte debido a las notorias diferencias culturales entre las creencias propias de las culturas amazónicas y las creencias católicas. ¿Son compatibles ambos sistemas de creencias? ¿Considera que las creencias autóctonas deben participar directamente en los procesos de evangelización? O dicho de otro modo, ¿cómo hacer para que una planificación pastoral amazónica incluya los valores propios de las religiones nativas?

R: Creo que son dos procesos importantes que atender, inculturación de la fe y diálogo interreligioso. El primero la inculturación de la fe, reconociendo que el actor principal de esta misión no es el misionero que llega desde otra cultura, sino el indígena amazónico que abre su corazón a Cristo, y a quien se le reconoce su protagonismo evangelizador.

Pero hay indígenas que no descubren a Cristo como salvador ni de sus vidas ni de su cultura. Y este indígena debe ser igualmente respetado y considerado en la labor evangelizadora desde el punto de vista del diálogo interreligioso que trata de buscar una verdad y la fraternidad. En este sentido Fratelli Tutti nos ayuda a promover una verdadera comunión entre religiones, y a respetarnos unos a otros sabiendo que estamos llamados a transitar por el camino del diálogo entre las culturas, a colaborar juntos en la defensa de la tierra y de los pobres, y a conocernos más entre nosotros para enriquecernos mutuamente y aprender los unos de los otros.

En la medida en que nos adentremos en las culturas indígenas y que dejemos que quienes forman parte de ellas integren nuestros órganos de pastoral podremos lograr que los valores de los pueblos indígenas impregnen nuestros planes pastorales.

Mons David Perú Infancia PastoralSin duda que la evangelización ha sido siempre un proceso de ida y vuelta, de enriquecimiento mutuo. Pero se cuestiona a la Iglesia Católica en la Amazonía por el hecho de que sus pastores son mayoritariamente foráneos, no son indígenas (como sí ocurre con bastante frecuencia en las iglesias evangélicas) ¿Considera que debe revertirse esta tendencia? ¿Ha llegado el momento de que los pueblos amazónicos participen más directamente en este proceso? ¿Qué pasos se deben dar, o ya se vienen dando, para logarlo?

R: Efectivamente, en muchas misiones y comunidades amazónicas, la Iglesia católica es vista como un  “aliado” de los pueblos indígenas, pero los pueblos indígenas no se sienten parte de ella, ni sienten a la Iglesia parte de su estructura social indígena. Esto a mi juicio tiene que ver con el poco esfuerzo que se ha realizado por parte de los católicos (a pesar de notables y loables excepciones) por traducir materiales catequéticos y sus liturgias a los respectivos idiomas, y sobre todo tiene que ver con lo que ya hemos dicho antes de considerar a los indígenas como objetos y no como sujetos de la evangelización.

Pienso que precisamente ésta es una de las preocupaciones más importantes que se llevan al Sínodo, expresada en diferentes maneras, y que todo el capítulo de la conversión pastoral del Documento Final del Sínodo de la Amazonía, y el sueño eclesial de Querida Amazonía, van encaminados a revertir esta realidad. Los pasos que se plantean van desde los procesos  de formación de los agentes de pastoral, la revisión de los ministerios eclesiales para dar participación a varones y mujeres indígenas, inculturación de la liturgia, traducción de textos en los idiomas indígenas, etc.

Numerosos documentos de la CELAM, entre los que destaca el de Santo Domingo (1993), o más recientemente el propio Sínodo de la Amazonía (2019), plantean especialmente el tema de la inculturación de la liturgia. Parece un proceso complejo, ¿en qué consiste, cuáles son los elementos litúrgicos propios del rito católico que podrían ser modificados por elementos propios de las culturas amazónicas?

R: Ciertamente es un tema muy complejo, porque además los pueblos indígenas de la Amazonía son muy diversos entre sí, y están en diferentes procesos. No se trata de un proceso homogéneo, tanto por la diversidad cultural, como por el diferente momento histórico de contacto de los pueblos con el Evangelio. En ese sentido será difícil establecer un rito amazónico común a todos, en cuanto que la diversidad es grande.

Se tiene la inquietud de que la liturgia sea fuente y culmen de la vida cristiana y que esté ligada a la vida de las comunidades, y esto no se logrará si no se tiene en cuenta la diversidad cultural de los pueblos. No se puede celebrar nada que no se entienda desde la propia cultura. Esta inquietud es la que mueve a los sinodales a buscar nuevos caminos para que la liturgia sea una expresión adecuada a la vida de fe de los pueblos.

Se sabe hacia dónde se quiere caminar, pero con la conciencia de que el camino será largo. El propio Sínodo de la Amazonía sugiere comenzar por lo más básico y elemental como es la traducción de los textos bíblicos y litúrgicos a las propias lenguas así como en el fomento de la música y el canto propio de las diferentes expresiones culturales. Pienso que estos primeros pasos, junto con una catequesis adecuada hará que los propios pueblos vayan encontrando las expresiones litúrgicas apropiadas que preservando la materia de los sacramentos puedan ser adaptadas a la forma sin perder de vista lo esencial.

Para concluir, Mons. David. No podemos desaprovechar la oportunidad para consultarle sobre el momento actual de la iglesia amazónica local del Vicariato de Puerto Maldonado, de la cual usted es su pastor, y en la que históricamente han participado de forma tan directa tanto los dominicos de España como Selvas Amazónicas. ¿En qué momento se encuentra a nivel de pastoral indígena, cómo evalúa el momento actual de la pastoral indígena en su Diócesis?

R: Bueno, pues pienso que estamos en el momento crucial. Se  puede decir, que tras los primeros cien años de trabajo misionero, estamos en un momento muy importante en el que los Dominicos van cediendo cada vez más espacios a la propia Iglesia local. Hasta ahora, nuestras comunidades cristianas campesinas, son las que han tomado la posta que los misioneros han ido entregando. De ellas surgieron las vocaciones sacerdotales que con entrega y entusiasmo animan la mayoría de nuestras parroquias. Sin embargo no ha ocurrido igual entre los indígenas propiamente amazónicos.

Siento que hay un entusiasmo por parte de misioneros y misioneras que venimos de otras latitudes, peruanas o del extranjero, pero todavía no logramos despegar en otorgar a los propios indígenas el rol que les toca. Nos entusiasma la misión, y no terminamos de asumir un rol diferente, en el que nosotros somos acompañantes y otros deben tomar el protagonismo. Esto sin duda es más trabajoso y complejo, pero será la única forma de que los propios pueblos asuman su protagonismo en la construcción de sus comunidades eclesiales locales. La Visita del Papa Francisco y posteriormente el Sínodo de la Amazonía, despertaron un entusiasmo en todos nosotros para implicar a los pueblos indígenas en nuestros planes pastorales, que sin duda la Pandemia nos ha frenado. No obstante, pienso que hemos sabido aprovechar el tiempo de “encierro” para la organización y la planificación. Dios quiera que no nos quedemos ahí, sino que seamos capaces de dar el paso de ejecutar los proyectos y las ilusiones que tenemos para que los propios pueblos sean los artífices de la pastoral indígena en el Vicariato.

 

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