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Luzmila y Adán, breve historia de un matrimonio machiguenga

A los 20 años, Luzmila Vega escapó del hacendado que la esclavizaba junto a varios de sus hermanos machiguengas del alto Urubamba. Eran los años cincuenta del siglo XX y en la Amazonía sur del país se mantenían los rezagos esclavistas de la llamada época del caucho.

Según cuenta su hijo Noé Pacaya, Luzmila servía a un patrón llamado Epifanio Pereira, del que se sabe muy poco, según los libros. Adán, padre de Noé, vivió una historia similar. Originario de Kochiri (La Convención), vio de cerca lo que fueron los “shirongamas”, indígenas que servían a los hacendados en la captura de mujeres y niños para esclavizarlos o venderlos.

Adán no pudo ser vendido, en parte por la relación que uno de sus tíos tuvo con un shirongama, cuenta su hijo. “Tocaron a otros machiguengas para venderlos como esclavos en Atalaya, pero nunca llegaron a tocar a mi padre”. Adán no habla castellano y Luzmila lo habla muy poco, por lo que su hijo es quien habitualmente cuenta la historia de ambos, sellada en la unión del matrimonio, apenas el día después de la Navidad. Todo fue muy rápido. El mismo día se bautizaron, se confirmaron y, finalmente, se casaron.


No estaba previsto lo último, pero los hijos presentes, que mantuvieron oculto dicho sacramento de los oídos del obispo que oficiaba la ceremonia sumaria, tenían ya listos los anillos. Adán y Luzmila llevan 50 años juntos y lo que hoy hace particularmente especial su historia es que, junto a varios representantes de comunidades nativas, compartirán espacio con el Papa Francisco, en la visita que realizará a Puerto Maldonado el 19 de enero. Según Paula Franco, responsable de la visita del Papa al Coliseo Madre de Dios –uno de los cuatro lugares que este visitará en la ciudad–, la pareja se encontrará muy cerca del altillo desde donde el Papa se dirigirá a cerca de cuatro mil nativos.


A los 20 años, Luzmila Vega escapó del hacendado que la esclavizaba junto a varios de sus hermanos machiguengas del alto Urubamba. Eran los años cincuenta del siglo XX y en la Amazonía sur del país se mantenían los rezagos esclavistas de la llamada época del caucho. Según cuenta su hijo Noé Pacaya, Luzmila servía a un patrón llamado Epifanio Pereira, del que se sabe muy poco, según los libros. Adán, padre de Noé, vivió una historia similar. Originario de Kochiri (La Convención), vio de cerca lo que fueron los “shirongamas”, indígenas que servían a los hacendados en la captura de mujeres y niños para esclavizarlos o venderlos.


Adán no pudo ser vendido, en parte por la relación que uno de sus tíos tuvo con un shirongama, cuenta su hijo. “Tocaron a otros machiguengas para venderlos como esclavos en Atalaya, pero nunca llegaron a tocar a mi padre”. Adán no habla castellano y Luzmila lo habla muy poco, por lo que su hijo es quien habitualmente cuenta la historia de ambos, sellada en la unión del matrimonio, apenas el día después de la Navidad. Todo fue muy rápido. El mismo día se bautizaron, se confirmaron y, finalmente, se casaron.


No estaba previsto lo último, pero los hijos presentes, que mantuvieron oculto dicho sacramento de los oídos del obispo que oficiaba la ceremonia sumaria, tenían ya listos los anillos. Adán y Luzmila llevan 50 años juntos y lo que hoy hace particularmente especial su historia es que, junto a varios representantes de comunidades nativas, compartirán espacio con el Papa Francisco, en la visita que realizará a Puerto Maldonado el 19 de enero. Según Paula Franco, responsable de la visita del Papa al Coliseo Madre de Dios –uno de los cuatro lugares que este visitará en la ciudad–, la pareja se encontrará muy cerca del altillo desde donde el Papa se dirigirá a cerca de cuatro mil nativos.

A los 20 años, Luzmila Vega escapó del hacendado que la esclavizaba junto a varios de sus hermanos machiguengas del alto Urubamba. Eran los años cincuenta del siglo XX y en la Amazonía sur del país se mantenían los rezagos esclavistas de la llamada época del caucho. Según cuenta su hijo Noé Pacaya, Luzmila servía a un patrón llamado Epifanio Pereira, del que se sabe muy poco, según los libros. Adán, padre de Noé, vivió una historia similar. Originario de Kochiri (La Convención), vio de cerca lo que fueron los “shirongamas”, indígenas que servían a los hacendados en la captura de mujeres y niños para esclavizarlos o venderlos.


Adán no pudo ser vendido, en parte por la relación que uno de sus tíos tuvo con un shirongama, cuenta su hijo. “Tocaron a otros machiguengas para venderlos como esclavos en Atalaya, pero nunca llegaron a tocar a mi padre”. Adán no habla castellano y Luzmila lo habla muy poco, por lo que su hijo es quien habitualmente cuenta la historia de ambos, sellada en la unión del matrimonio, apenas el día después de la Navidad. Todo fue muy rápido. El mismo día se bautizaron, se confirmaron y, finalmente, se casaron.


No estaba previsto lo último, pero los hijos presentes, que mantuvieron oculto dicho sacramento de los oídos del obispo que oficiaba la ceremonia sumaria, tenían ya listos los anillos. Adán y Luzmila llevan 50 años juntos y lo que hoy hace particularmente especial su historia es que, junto a varios representantes de comunidades nativas, compartirán espacio con el Papa Francisco, en la visita que realizará a Puerto Maldonado el 19 de enero. Según Paula Franco, responsable de la visita del Papa al Coliseo Madre de Dios –uno de los cuatro lugares que este visitará en la ciudad–, la pareja se encontrará muy cerca del altillo desde donde el Papa se dirigirá a cerca de cuatro mil nativos.