La Escuela de Verano "El Rosario" en Cuba: Un proyecto camino a la esperanza
Un verano de aprendizaje y alegría que culmina en logros y reflexión compartida
Quedó patente en esta tercera edición de la Escuela de Verano, que la Comunidad del Rosario, junto a su equipo gestor, encabezado por Fray Celio de Padua, profesores de arte y demás colaboradores, caminan unidos en pos de la esperanza.
La sociedad cubana, cada vez más apremiada de nuevos retoños -capaces de nutrir las familias, los barrios, las escuelas, y todo el entramado social, de una real y verdadera vida, fomentada en valores de respeto, equidad y soberanía, entre otros-; espera con anhelo que germinen, a pesar de las muchas carencias materiales y espirituales, los mejores frutos, esos que ayudarán a vislumbrar un futuro cierto.
Acercar a estos chicos, con ritmos muy alterados a la apacible naturaleza, en el ya habitual y gustado espacio de la "Excursión", fue de gran excelencia y deleite.
El viaje hacia el Jardín Botánico Nacional de Cuba nos adentró en un universo mágico. Guiados por profesionales, en un paseo muy instructivo, descubrimos uno de los jardines más grandes del mundo. Y es, que el nuestro, destaca por la amplia variedad de especies endémicas e internacionales.
Los múltiples aprendizajes, el tiempo de sano esparcimiento en el parque infantil, el disfrute de las presentaciones del coro y la danza de los niños de la Escuela, dirigidos por sus profesoras en el magestuoso Anfiteatro; hicieron extensiva nuestra presencia en el bello recinto, dedicado a la convivencia dentro de un entorno único, con miras al cuidado y la educación medioambiental.
Respirar el aire puro, hacer estancia en el Jardín japonés, diseñado por especialistas de esta región asiática, conllevó a una mayor conexión con la naturaleza. Para finalizar, degustamos de un sabroso almuerzo al estilo tradicional cubano. El servicio en el restaurante "El Yarey" nos sorprendió con una deliciosa comida criolla, cocinada con leña. Nos queda la sensación de estar en el Paraíso.
Festejamos, en una amplia actividad de clausura, los retos afrontados y los logros vividos en esta tercera edición.
Queda el compromiso con el presente y con el futuro generacional, que se nos abre urgente en la formación ardua, paciente y mesurada, para calar hondo en cada alma que confía y que apuesta por llegar hasta nosotros; y nosotros, que también reivindicamos la misión de llegar y quedar en sus corazones.
Agradecidos, dispuestos a ofrecer nuestros mejores dones, avanzamos seguros y entusiastas en la perspectiva de un nuevo encuentro. Somos como una familia, en una casa acogedora, donde todos nos disponemos a no dejar morir la esperanza.
Tu ayuda hace posible proyectos tan bonitos y necesarios como la Escuela de Verano "El Rosario" en Cuba. Puedes apoyar la labor de los misioneros dominicos de manera sencilla en este enlace. ¡Gracias de corazón!
